Todo un año de duro trabajo se ve recompensado cuando llega la hora de recoger nuestra cereza. Y no ha sido fácil. Un invierno duro y una primavera atípica amenazaban con mermar la fase final de nuestro trabajo. Pero gracias a las instalaciones de mountaincherry y a nuestra intervención para mantener las temperaturas adecuadas, todo ha salido bien.
Porque degustar una cereza de maduración tardía como la nuestra es un placer. Pero detrás hay un trabajo ímprobo para cuidar y mimar nuestro producto. Un ejemplo es esta imagen de hace unas semanas en las que generamos cortinas de humo con la quema de pacas de paja para minimizar el efecto de las bajas temperaturas.
Esta técnica tan tradicional en la agricultura la hemos combinado con otra más moderna: la recirculación del aire con grandes ventiladores. Desde una torre de 10 metros, mezclamos el aire frio cercano al suelo con el aire cálido de las capas de la atmósfera más altas. De esta forma evitamos la llamada “helada por inmersión térmica”
Y como no… nuestras mallas antigranizo, tan conocidas en España. Esta “defensa pasiva” protege todos los años a nuestra cereza de las tormentas de granizo creando un microclima y protegiendo el cultivo de cualquier adversidad.
El primer día de recolecta acabó en nuestro restaurante de referencia en Calatayud, Casa Escartín, al que llevamos las primeras cerezas para que nos preparara un exquisito postre. Éste fue el resultado:
Si alguna vez te preguntaste porque son tan buenas las cerezas mountaincherry, seguramente haber visto lo que hay detrás te ayude a saberlo.
Nuestra cereza 2019 está lista para recoger y en perfecto estado para tu mesa. Bon appétit !!